lunes, 4 de noviembre de 2013

Fuga en una tarde... (parte II)

Y bien. Después del bocadillo nos pusimos nuevamente a ello. Acabada ya la partida de la Fuga, todos los fugados y un servidor, se evadieron desde tierras de Sajonia hasta la Francia de la baja edad media.


Más concretamente, desdichados nosotros y arruinados por la tropelías que habíamos corrido en Colditz, buscamos cobijo y refugio bajo el sobaco de nuestro dictador favorito: El Rey Felipe el Justo, que gobierna a su antojo las tierras de los francos y que quiere ahora, por capricho el tío, establecer en Caylus una fortaleza que afiance las fronteras de su nuevo e incipiente imperio.

Aquí entramos nosotros, prestos a trabajar, a colaborar en tan galana misión, y de paso llevarnos quizás el favor de alguna bella concubina de la corte.

Empezamos despacio, pues teníamos que explicar las reglas a dos aprendices de obras: un cubito rosa por aquí, uno marrón por allá, con esto haces todo esto y con aquello consigues un favor real. Mmmmmmm favores reales, mmmmmmm, suena descabellado pero me agradan esos favores.

-¿Y donde están los dados? preguntó el Guille-r-mino.
-no hay
-oooohhhhhh, como me mola este juego. Y aún hay partes del tablero que no se para que sirven, y cuantos colorines, y cuantos fichas y cuantos cubitos, aaaaaagggagaaaaaa (echando espumaracos por la boca).


Y sí amigos esto y mucho más es todo lo que provoca Caylus en las mentes más inquietas. Tengan mucho cuidado, están jugando con fuego, están jugando con Caylus.

Señora: ¿Que tiene un hijo con hiperactividad?¿Su mocoso no para de revolver allá por donde va? Ajá. Caylus es su juego. Esta experiencia le dejará plenamente satisfecho. Y a usted, lo que no consigue su marido en la cama, ahí es donde Caylus actua. Aaaaaahhhhh, sí, una buena corrida siempre es de agrecer ¿o no?

Desvaríos a parte, la verdad es que la partida a 5 estuvo muy bien. Lo presentamos como partida introductoria y debido a que no había tampoco mucho tiempo lo tuvimos que dejar cuando apenas habíamos construido las torres del castillo del Feli.

La verdad es que Caylus es una pasada. Uno de los mejores juegos que se han hecho. Así lo acredita su puntuación en la bgg.

No hay partidocha que se precie sin su buena ración de Chaskis.
 
Me encantan los materiales, el tablero, las ilustraciones y el mecanismo de juego, lo bien engrasado que está todo. A cualquier número de jugadores. Como va cambiando la estrategia a medida que la partida avanza y como te tienes que adaptar a ella y a lo que hagan tus rivales. A veces no se puede ganar por construcciones, y tienes que ganar por favores reales, o se puede ganar tratando de reventar la partida moviendo al comisionado, o vas a hacer fortuna (uno de los pilares de una partida de Caylus) o bien tienes que ir a conseguir todo el oro que pilles. Pero, por mucho que planees y lleves a cabo distintas estrategias, todas muy loables, siempre, siempre, siempre, tendrás que gastar muchos recursos en fazer la casa de su majestá, el Rey. Y eso, my friend, es impepinable.

Y además, ¿no tiene acaso, el Caylus, ahí en medio construido, un puente precioso?


Pos eso leñe!

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