domingo, 12 de enero de 2014

I am a hero. Droga dura!

Drogaaaaaa, droga dura nenos!

Así me sentí yo el otro día cuando, andaba yo saliendo de mi livrería habitual, y llevando bajo el brazo los tomos 3 y 4 de ese peaso manga que se titula I am a hero, del mangaka Kengo Hanazawa. Pues bien llevaba yo los dos títulos bajo el brazo, y así con ese tamañín que se manejan los dos, metiditos en una bolsa de plástico, parecía un fardo de hachís!!! Droga dura nenos!

Sí si, así estaba yo de emocionado calle abajo, pensando en esa forma de fardo, en eses ademanes de clandestinidad que me manejaba. Tal vez la gente que pasaba por la calle, con la que me cruzaba a mi alrededor, ni siquiera podía imaginar lo que allí dentro, se custodiaba con recelo. Mi camello particular ya me había proporcionado la dosis para el fin de semana, y yo la verdad, en extasis antes de empezar.

Y es que me he dao a la mala vida. Al manga!!! nada más y nada menos! Al lado oscuro! Y es que me ha salio la vena oriental por estas épocas. Y un poco desencantado con los precios que están tomando los albumes europeos, los recopilatorios de lujo, beowulfos aparte, hyrules historias en tomazo de lujo, vamos: Chu pa cuar tos!!! Y hasta los cojones de ajar mi maltrecha economía de subsitencia, me ha dao por probar estos tomicos de a 8,50 al peso la unidad, que cunden de a 200 paginazas cada, y que ahora mismo os cuento:


Vereis, ni el manga ha sido mi fuerte nunca (ha habido épocas que incluso he renegado del mismo) ni las historias de zombis (y ahora tampoco) han sido plato de mi devoción.

Pero mira, hacía tiempo que quería profundizar en el género manga, por ello de satisfacer a mi lado más friki, y por aquello de descubrir a ver de que iba todo ese rollo chimichurri al estilo humor amarillo. Había oido grandes alabanzas por este I am a hero, y viendo que es una serie que tiene continuidad (no hay nada que más me joda que me dejen una buena serie a medias) y apelando al ser coleccionista que guardo preciosamente en mi interior, me lancé a la aventura.

Navegué por mares helados, desiertos de aquel tomo iniciático que me diera pié a la serie. Hasta que después de preguntar y repreguntar en mis lugares de abituallamiento habituales, a mis camellos chachos, por fin lo conseguí: El uno de I am a hero.

Os pongo en situación, porque seguramente no os estareis enterando de ni zorra idea. I am a hero, es un manga, osea, un libro chungo japonés, con dibujicos, que se lee al revés. No boca abajo, no eso no. Me refiero a de derecha a izquierda y de arriba abajo, pero literalmente, páginas, viñetas y bocadillos!!! (te acostumbras rápido)

Es un comic que trata sobre la anodina vida de un ayudante de mangaka, sus divagaciones y sus paranoias (literalmente aparecen muchas paranoias a lo largo de este manga). Ycomo derepente y aun sin  saber porqué todo Tokyo empieza a sufrir un muy chungo episodio zombi que te cagas.

Ya había leído que la historia tarda en coger ritmo, y vaya, que le cuesta al chaval coger la escopeta, pero os he de decir que he disfrutado el primer número (más que el 2 y el 3) como un jabato. Es una obra de arte!!!

No si ya sabía yo que la cosa estaba tremenda, cuando na más empezar el libro, aparece el prota llenando 12 viñetas a doble página marcándose un gagan style a lo japonés otaku de pro que lo flipas!!!


Im prezionante!!! en dos palabras. Mola mola mucho todo lo que le pasa, todas esas divagaciones tan necesarias que puede que ralenticen la historia, pero que hacen que la degustación sea tan placentera...

 Dicen que el tomo 6 es acojonante y se escucha eso de: Esto no nos lo esperábamos. Yo voy por el final del 3, y con ganas de continuar.

El dibujo se podría englobar en la corriente hiper-realista. El autor maneja sin igual expresiones, caras, muecas, frikadas varias, como pez en el agua. La traducción es de rechupete de la mano de Norma. El inglés del americano de la historia no lo traducen, lo que le da mayor realismo al tema. Y lo mejor de todo, es un manga japonés, para japoneses, y eso alimenta y mucho la sed que tenemos los otakus occidentales de sumergirnos de lleno, de pensar que estamos en el metro camino de shibuya para ir a trabajar o que nos encontramos en hotel capsula a punto de irnos a la cama. Japón en estado puro. Droga dura!




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