domingo, 3 de junio de 2012

This is Sarria!

Sarria ya no es Sarria, Sarria es Suiza, Sarria es Berna, coqueta en un valle de los alpes gallegos. La rua Peregrino por veces me recuerda al Kreuzberg berlinés en uno de sus múltiples pasos sobre el Landwehrkanal.

Berna es Sarria
Sarria y sus verdes páramos
 
El monasterio de Samos y los verdes páramos de Suñide podrían ser ubicados perfectamente en la Montaña Mágica de Thomas Mann, o quizás, más acertadamente, se acercarían al Shangri-La de James Hilton. Porque las tierras de Lugo son el retiro espiritual de Galicia. Desde Bares a Ribadeo, desde la ría de Viveiro, desde playa de Covas, hasta los cañones del Sil. Parando en O Vicedo, no Val do Landro, no Batán, en Suñide, en Sarria; descubriendo los lugares comunes, a la aventura, a la poesía, compartiendo la misma alborada. Quizás comunes a algún campo de Van Gongh, o a los exóticos y antipódicos trazos de Gaugain.
Río Oribio lamiendo los muros de Samos




Vista central de la fachada de la iglesia del monasterio
En definitiva, descubriendo los paraísos cercanos.

cronica de un viaje.

-de los Apeninos a los Alpes.
 
A temprana hora nos pusimos en camino, subiendo por las laderas del Sil, pasamos al lado de las gargantas de los Peares y al encuentro de los tres ríos, ascendimos hasta Monforte, la capital ferroviaria de Galicia (pero eso ya es otra historia) y entre prados extensos fuimos haciendo quilómetros sobre esas carreteras nacionales que tan bien cuidadas están en Lugo. Llegamos con el día ya despierto, hacía horas que los campos que rodean Sarria volvían a ser verdes. Allí nos esperaba nuestra anfitriona. 

Después de divisar el skyline sarriano, y verificar que sí, que estábamos en lo cierto, que Sarria era Suiza. Emprendimos camino de Samos.


Me gusta imaginar, los caminos, y como serían antiguamente, lo que debían pensar los peregrinos que venidos desde Europa, en el fondo de un frondoso bosque gallego, se encontraban con tal magnificencia al ver el Monasterio de Samos. Y quedaban así extasiados...


Imaginando esa primorosa biblioteca cargada de todo el pensamiento europeo de siglos, que los propios peregrinos traían consigo. Me hace recordar a Eco en el nombre de la rosa.


Samos es su monasterio, con sus claustros, con su Padre Feijoó, con sus celdas, con sus canteros, con su refectorio, con su botica, con sus suelos marmolados y su iglesia de tablones de madera. Su iglesia inconclusa, preciosamente inconclusa.
Cela ocupada en sus días por D. Ramón Cabanillas
 Acueducto usado en su día, que comunica el agua de la montaña con alguna dependencia del monasterio

-llegando a Shangri-La, navegando en oceános de paz.

Después de tan alegóricas visiones comimos en O GALLO, un churrasco en parrilla artesanal, de chuparse. Y circundamos el conjunto samoense de río y monasterio, para comprobar una vez más, que toda Europa estaba allí reunida, y reafirmarnos en nuestro orgullo, de ser gallegos y de tener el privilegio de llevar toda la vía lactea en un solo camino.


De postre, nos perdimos en Suñide, y claro, aquello nuevamente me reafirmó, se trataba de facto de los páramos que había imaginado, lloviendo, con las nubes ligeramente grises, que contrastaban con el verde radiante de la campiña, y las suaves formas de las colinas cercanas me traían una paz similar a la visión de un océano, donde mis ojos se sientendescansados con la infinitud  de tan bastas masas de agua.

-Luke. Yo soy tu padre.

Y de tonica a media tarde, con limones, nos fuimos. Más concretamente, el elegido fue el 8mm de Sarria. Tremendo bar y templo de los amantes de la saga de George Lucas. Te puedes encontrar desde una maravillosa colección de super8 hasta la estrella de la muerte de LEGO. Tremendo la guardia imperial y el casco de Darth Vader. También como su cadena de música. Sin desperdicio.

 El guapo de Darth Vader
La guardia imperial, está por todo el local. Miedito tengo!

-ida y vuelta a Portomarín

Visitamos de tarde la exposición asentada en Portomarín de nuestra anfitriona. Cris 

 Y apreciamos toda la artesanía de Sarria y su bisbarra. Incluso, quizás, la sospecha de que algún punto telúrico estuviera ubicado cerca. Y no es del todo descabellado pensar que los caminos de Agartha lleguen quizás hasta Samos o Portomarín. Sin duda, allí hay una ciudad bajo las aguas y sobre las piedras de la antigua iglesia, gravados de cruces templarias. El camino de Santiago, los rosacruces, el inframundo, y la visión de ciertos individuos alejados del comportamiento habitual de la parroquia, pueden hacer pensar en alguna conexión directa con la quinta da regaleira en Sintra.

El templo de Portomarín salvado de las aguas

-de lluvia y de cañas, fin de un sábado.

Terminamos finalmente por la calles de la vieja Sarria, plagadas de albergues de peregrinos, de multiculturalidad, de contrastes, de piedra y de lluvia. Conociendo a xentiña curiosa, buenos amigos y unas cervecillas, con el sonido de una big band de fondo. Mejor ya no se puede estar.

This is Sarria!

 








2 comentarios:

  1. Pese a coñecer a zoa como viaxeiro, turista, galego, peregrino e todo aquelo que se che ocurra... é grato descubrir a túa perspectiva. Sempre orixinal e diferente!

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  2. Alegrome de que che gustara. A verdade é que estivo moi ben a viaxe.

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